Estas son las personas con las que convivo. De izquierda a derecha, una española, un francés, una italiana y, el que no parece tener demasiadas ganas de salir en la foto, un alemán. Es como uno de esos antiguos chistes.
Todos muy agradables. No os dejeis engañar por esos ojos rojos, no están poseídos ni son vampiros. Es por el flash.
En realidad, Matieu, el chaval rubio tan bien acompañado, nos dejó cuando llegaron las navidades. Es probable que pronto tengamos un nuevo compañero de casa, aunque todos esperamos que pase bastante tiempo hasta entonces porque, en la habitación vacía, nos hemos montado una salita bastante apañada.
Durante las fiestas navideñas, el blog cambia de forma y se convierte en un fotolog. Esta es la primera de una serie de tres fotografías, ahora que las trilogías están de moda, en las que se verá lo que antes solo pudo imaginarse.
Para empezar, aquí teneis una instantánea del autor junto a uno de los canales de Amsterdam (me acabo de dar cuenta de que esto no es una postal y mucho menos Eindhoven, pero ahora no voy a cambiar el título del post).
Si se diera la extraña circunstancia de que alguien leyera asiduamente este blog y no me conociera personalmente, ahora podra hacerse una imagen mental de cómo soy físicamente y decepcionarse.
Bueno, al menos el fondo es bonito.
Es muy sencillo escribir un final feliz. Solo necesitas un amanecer, un bonito paisaje, un comentario de animo acompagnado de una melodia esperanzadora. Es el "magnana sera otro dia" de Scarlett O'Hara, el "este podria ser el principio de una gran amistad" de Rick. La musica sube y la camara se aleja.
No puedes evitar sentir un poco de espiritu navidegno cuando las calles se llenan de coros que recitan villancicos y los copos de nieve flotan en el aire, cuando te preparas, como el famoso turron, para volver a casa por Navidad.
Quizas no haga falta mucho mas para que todo mejore un poco. Quien sabe, una marcha triunfal podria ser suficiente para derrotar a un millon de orcos.
Felices fiestas a todos
Tim y yo levantamos la vista y contemplamos los dos grandes edificios que se alzaban ante nosotros. A nuestra izquierda, el museo Van Gogh, a la derecha, el museo Stedelijk. Nunca he sido un gran entusiasta de estos lugares, pero a nuestra espalda llovia a rabiar, asi que no nos quedaban muchas opciones. Creo que escogimos el peor dia para visitar Amsterdam.
Nos decantamos por el mas barato, que resulto ser el mas dificil de pronunciar. Nada mas entrar, nos encontramos con una sala llena de dibujos de un tal Malle. No nos llevo mucho tiempo darnos cuenta de que el sujeto en cuestion estaba ligeramente obsesionado con las pollas, por lo que decidimos cambiar.
A partir de ahi, todo se volvio mas complicado. No habia un camino definido, existia la posibilidad de abandonar cada habitacion por dos o tres puertas distintas. Los estilos y las formas se mezclaban. Cruzando un umbral, girando la cabeza hacia otra pared, pasabas de pintores realistas rusos a collages de tios con los pantalones bajados, de cuadros minimalistas a coloridas orgias en luces de neon, de hierros retorcidos que querian ser esculturas a una caja de patatas con una pasta parecida a cera derretida en su interior.
Despues de un par de horas, empece a cuestionarme el concepto de arte, aunque resultaba emocionante la incertidumbre acerca de lo que iba a encontrarme a continuacion, la ligera sospecha de que todo era posible.
Y videos que parecian copiados de "The ring" y fotografias que contaban historias y reliquias pop de los agnos 60. Falto tiempo, pero en algun momento habia que parar. Despues de todo, aun quedaba un viaje de estrangis en tranvia y una rapida parada en el supermercado, para preparar luego la cena que habiamos prometido a las chicas a cambio de un tiramisu casero.
Pues si. Hoy hace exactamente treinta dias que trataba de conciliar el suegno en una habitacion no demasiado limpia, dentro de una casa con cuatro desconocidos, mientras emitian por la tele un capitulo de "A dos metros bajo tierra".
Desde entonces hasta ahora, he tenido alguna que otra primera experiencia. A modo de celebracion por esta efemeride particular ahi van unas cuantas, sin ningun orden en especial.
He ido a una fiesta en bicicleta.
He puesto una lavadora.
He bebido cerveza frente a una pantalla de cine.
He brindado en sueco.
He aprendido a comer kebabs.
Una italiana me ha preparado un cafe expreso.
Asi sin pensar, han salido seis. No esta mal. Brindo porque dentro de cinco meses pueda mencionar al menos otras treinta.
Doce y cuarto, hora de comer. La cantina esta hasta arriba.
Con la bandeja de mi almuerzo entre las manos, dudo hacia donde dirigirme. Finalmente me decido. Por algun extragno motivo, junto a la ventana, hay una mesa ocupada unicamente por un pugnado de estudiantes de diferentes plantas del edificio WAY. Saludo a todo el mundo ("Hi") y me siento. Entorno los ojos, mientras me invade una agradable sensacion de bienestar.
"Uhm, solesito" masculla David, el colombiano, y no puedo evitar echarme a reir. El recuerdo de los dedos doloridos bajo los guantes, pedaleando por caminos salados entre campos blancos de escarcha, se percibe lejano. La impresion de tomar un vaso de cafe, mirando a traves de una cristalera hacia la superficie helada de un lago, se ha esfumado. Podria quedarme el resto de la jornada alli sentado.
De pronto vuelvo a sumirme en el gris, alguien de la mesa de al lado se ha levantado a correr la cortina. Estos holandeses estan locos.
"Aqui es" dijo Diego, aunque en realidad podia haberselo ahorrado. Desde la calle oiamos la musica y los gritos en el primer y segundo piso.Entramos sorteando a la gente y nos acercamos al ascensor. La puerta estaba abierta. Dentro, tres tipos nos miraban con los ojos vidriosos. "No funciona" grugno uno de ellos. No quisimos pararnos a discutirlo, asi que buscamos las escaleras.
En el pasillo del segundo piso, Diego me presento a Modest, un erasmus haciendo su proyecto fin de carrera. Le di el pesame por vivir alli pero no era el caso, el tambien era invitado. Sorprendentemente, estaba sobrio.
Haciendo acopio de valor, decidimos aventurarnos al interior del apartamento de donde partia la fiesta. A la izquierda, dejamos un aseo con al menos tres personas dentro, al fondo, apenas entrevista, una habitacion llena de muebles apilados. Cruzamos el umbral de algo parecido a un comedor. Para andar, habia que despegar la suela de los zapatos de la moqueta, en un rincon, dos hombres golpeaban unos timbales como posesos.
Era evidente que habia llegado tarde. La gente estaba pasada, mucho mas que yo, no tenia nada que hacer alli. Me dirigi a las escaleras, evitando tropezar con la gente seminconsciente sentada en el pasillo.
Entonces tuve la certeza, quizas por la mezcla en mi estomago de unas cinco cervezas de distintas nacionalidades y otros tantos vasos de sangria. Contemplando a las personas que nos asomabamos al mundo adulto en aquella histeria colectiva, supe que no habia esperanza para nadie.
Detras, un grupo huia de alguien que trataba de rociarlos con cerveza agitada.
Llegas a un pais extranjero donde tendras que manejarte en ingles. No hay problema. Llevas agnos estudiando el idioma, conoces la gramatica, una cantidad de vocabulario aceptable, incluso algun que otro giro que te permita lucirte. Lo has utilizado de forma escrita y has escuchado y entendido alguna que otra pelicula. Entonces, por que cada vez que abres la boca suenas como un indio apache?
La cuestion es que sabes ingles, pero no piensas en ingles. Tus estructuras mentales llevan casi treinta agnos trabajando en castellano asi que cuando intentas expresar una idea, la traduces de tu lengua nativa. Es el ultimo obstaculo que hay que salvar y la unica forma de hacerlo es practicando.
Quiere eso decir que esta todo perdido? Que deberiamos empezar a disparar sobre esa suerte de estafadores llamados profesores de ingles? En absoluto, porque en realidad no necesitas hablar como Shakespeare.
A veces, la persona con la que conversas no te dejara terminar la frase, ya sabra lo que vas a decir. A lo mejor, en ese momento, no te acuerdas de como era esa palabra, o sencillamente no lo sabes, pero puedes buscar un desvio. Como ultimo recurso, no te cortes, recurre a las segnas.
Sobre todo no te agobies. Las personas de la calle no pronuncian como si fueran presentadores de noticias de la BBC, menos aun si son tan extranjeros como tu.
La estudiante italiana me pregunta donde vivo. No es que pretenda visitarme a altas horas de la noche, cosa que no me importaria, se trata mas bien de charlar de algo mientras tomamos cafe y tarta. Ademas, es sencillo de formular en ingles.
Estoy a punto de decir el nombre de la calle pero, al final, concluyo que no va a aportarle demasiada informacion.Asi que opto por indicarle mas o menos el lugar, a medio camino entre la estacion de tren y Philips.
Sin embargo, Frederic insiste, se interesa realmente por el nombre. Como no es ningun secreto, trato de pronunciarlo, con cierta dificultad. No termino, David lo hace por mi, numero incluido.
"Como lo sabes?", le digo. Entonces me habla de Natalia, y de la fiesta de despedida que celebro. Recuerdo a Matieu hablar de ella un dia que nos reprendio a Maria Jose y a mi por intercambiar furtivamente palabras en castellano.
Y un destello de odio se agarra a mis entragnas junto a unas ganas irresistibles de aplastar el resto del pastel en la cara de David, por saber mas de mi vida que yo mismo, aunque lo inteligente hubiera sido preguntarle como se puede celebrar una fiesta en una casa que es un pasillo y una cocina donde no caben mas de tres.
Pienso en Natalia,viviendo en mi casa antes que yo, durmiendo en la misma cama o trabajando frente al mismo ordenador. Me habria gustado conocerla.