Sentado en la cantina con Paolo, recuerdo la expresión de horror de Fernando cuando le comenté el poco turismo que había hecho. Resultaba inconcebible según él, tantos sitios interesantes por ver, tan cerca. Paolo me pregunta si he viajado en fin de semana, me dice que no recuerda haber hablado conmigo de eso. La cara de espanto de repite, no me extraña que él y Fernando hicieran buenas migas en el pasado y conspiraran para visitarlo todo, signifique lo que signifique eso.
Pero Paolo, que pasa las vacaciones de Pascua en Portugal, se compromete a salvar mi honor ante Fernando, pone los ojos en blanco y suelta cuatro lugares, uno por cada fin de semana que me queda, por los que no puedo dejar de pasar, excluyendo Amsterdam, dado que he estado allí un par de veces.
Al finalizar la semana, lo primero que hago es saltarme su lista y visitar la ciudad en miniatura de Madurodam en La Haya.
Aún así, queda un último gesto que debería salvarme del ostracismo,que evitaría que mis amigos en España, al verme, se cambiaran de acera y me lanzaran cacahuetes: entrar en un coffe shop.
Posted by Bernardo at Abril 9, 2004 10:11 PMJoder, es que viajas poco, cogne.
Posted by: EFE on Mayo 7, 2004 05:56 AM