El primer domingo del mes abren los comercios aqui en Eindhoven. Aunque pueda parecer una decision un tanto arbitraria, esta perfectamente planeada. Acabamos de cobrar y todos nos lanzamos como posesos a adquirir aquello que no nos atreviamos a comprar ante la vision de nuestra exigua cuenta corriente. No sabia donde me metia cuando accedi a acompagnar a Mercia.
Media hora en una tienda de ropa. Queria algo para salir, que su vestuario de trabajo estaba bien servido.Por supuesto, no compro nada.
Una nerviosa visita a un "todo a un euro". Colocaba apresuradamente cualquier estrambotico artefacto en la cesta, como si alguna anciana enloquecida estuviese a punto de aparecer y arrebatarselo, para arrepentirse dos estanterias mas alla y volver a dejarlo en su sitio.
Una pausa en un escaparate para observar la espantosa ropa interior femenina holandesa.
Y la tienda de cosmeticos. No os podeis imaginar la variedad de cremas, desmaquilladores, barras de labios y champues que puede llegar a ofertarse. Mercia se esforzaba en explicarme la diferencia entre un gel y otro, yo solo podia pensar en la alternativa que ofrecian estos locales frente a los bares de copas para conocer chicas.
No importa, se lo perdone todo. Porque al final me llevo a Trocadero a tomar cafe con un apple-como-se-llame, una especie de pastel de manzana, y hablamos de trabajo, de compagneros de casa y de lo culpable que se sentia por la cantidad de dinero que habia gastado.
Quizas no actue correctamente. A lo mejor debi mostrar mi lado caballeroso y viril llevandola al Kentacky Fried Chicken a ponernos guarros de pollo frito. Pero, que demonios? que la invite su novio belga.
Posted by Bernardo at Febrero 4, 2004 08:29 PMHola Bernardo, es increíble que todavía te sorprendas de lo felices que somos la mayoría de las mujeres en una tienda de cosméticos. Ánimo y compráte algo para la próxima vez y ya nos contará. Besos
Posted by: sole on Febrero 12, 2004 06:21 PM