Acabo de venir del taller de hacerle un cambio de aceite al coche. 44 € por el cambio de aceite, la mano de obra, el filtro de aceite y el del aire, lo pone la factura que tengo delante. De camino a mi casa, he parado en la gasolinera y me he dejado 20 € más. En pocas horas, he gastado el 7.3% de mi sueldo.
Mi hermano, que es un poco manitas, compra la garrafa del aceite en el Carrefour y lo cambia él mismo. La operación no llega a los seis euros, si me han cobrado veintidos por hacerlo ellos, quizás es que tienen a un ingeniero para tales menesteres. El problema es que un cambio sí otro no hay que renovar los filtros y, claro, en ese caso el paso por el taller es obligado.
No se imaginan lo que me duele a mí el mantenimiento de mi Ford Fiesta. Por eso, cuando hace un par de días escuche en la cafetería del trabajo (podría hacerse una sitcom de ese momento del día, creanme) como un compañero se había gastado más de cuatro millones de las antiguas pesetas en un A3 o un A4 (perdonen el desvario, no entiendo de coches) me hierve la sangre.
Dicho compañero tenía ese dinero ahorrado para casarse, pero al quedarse compuesto y sin novia, decidió pulirse la cantidad en el coche. A los demás les parecía bien el despropósito, "es un capricho" decían. Yo me imaginaba al sujeto yendo a cambiar las ruedas, arreglar un espejo retrovisor o a sustituir un tapacubos robado y me reía por dentro.
Perdonen señores, una cena en un restaurante de lujo o una semana en Nueva York en un capricho, comprarse un coche de gama alta para compensar un ataque a la autoestima es una burrada.
Sobre todo existiendo el chocolate...
Posted by: Kalitro III on Octubre 10, 2003 09:33 PMprueba
Posted by: bernardo on Noviembre 6, 2003 10:43 PM