Hace relativamente poco tiempo leí el discurso de Gabriel García Márquez en 1982, con motivo de la entrega del Premio Nobel de Literatura que le fue otorgado. Me sorprendió su nitidez, su precisión y un aroma a esperanza que se entrecruzaba sutilmente con la realidad cruda y chocante de aquellos años.
Lo que este discurso asumía como verdad reveladora era la idea de que los pueblos tienen distintos grados de madurez según el tiempo que tengan de vida organizada. América latina, como otras regiones del nuevo mundo, era (y sigue siendo) muy joven e inexperta, como para alcanzar la deseada estabilidad y prosperidad de la que gozan los países europeos o incluso Estados Unidos.
Más allá de cualquier análisis profundo del discurso en sí, parece que le hemos dado la razón a este ilustre escritor, que decía que los europeos que no atinan a comprender el desorden y la pobreza de Latinoamérica porque no se han fijado en los siglos de la Edad Media en que las naciones europeas apenas comenzaban a existir. Decía García Márquez, que Inglaterra comprendería mejor a las ciudades populosas de América si recordara que le tomó a Londres (meca financiera y centro de reunión mundial durante dos siglos) 300 años tener un simple obispo...
La dicotomía Norte-Sur, a la que nos hemos acostumbrado, es, a decir de los economistas, una verdad incontrastable que sólo podría equilibrarse si los países pobres gozaran de rentas comparables a las de los países colonizadores durante sus años de expansión. Mas, todo lo anterior es iluso, un engaño para quienes saben como se maneja el mundo americano y miran con envidia a Singapur, Sudáfrica, Nueva Zelanda, China o incluso la India, que no tienen una organización mejor que encontrada en Sudamérica y que sin embargo se ven mucho más maduras.
¿Qué es lo que falta en América?¿Voluntad?¿Resultados rápidos?¿Igualdad?¿O es que nos hemos resignado a la adolescencia infinita, a ser los "nenes" obedientes o rebeldes?. ¿Por qué no hacer uso de las incontables fuentes de poder que nos da la soberanía, no para lanzar críticas sin sentido, sino para refundar con argumentos un sistema pol�tico que englobe a la sociedad? �O es que no queremos hacer el esfuerzo de intentar vivir mejor, de planificar el futuro, de planear un camino consensuado, o más bien (y englobando lo anterior) de madurar de una vez y para siempre?.