Es bien sabido que Argentina no se caracteriza por tener una industria tecnológica. Como aferrados a un desatroso pasado, somos un país que sigue siendo el granero del mundo, aún cuando más del 15% de su población sea indigente.
Pero, ¿y entonces que hay para decir? Muchas cosas que, aisladas como están en este país, parecen ser apenas toques de "lo bueno" que puede tener Argentina en materia de tecnología e industria competitiva. Permítaseme explicar, haciendo una pregunta abierta: ¿quién ve con ojos llenos de esperanza los descubrimientos y los trabajos de la CONEA, del INVAP, del INTI? ¿No sabe qué quieren decir estas siglas y qué es lo que hacen?. Probablemente no sea el único, pero vale la pena que las investigue y que yo le aclare la duda.
La CONEA (www.conea.gov.ar) es la Comisión Nacional de Energía Atómica, el INVAP (www.invap.com.ar) es una empresa del estado, que ha creado satélites y hace desarrollo nuclear y el INTI es el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (www.inti.gov.ar) Estos tres organismos pueden ser considerados como un pequeño atisbo de lo que el país podría ofrecer como exportador de investigación, aún cuando por distintas razones el desarrollo de la controversial "economía del conocimiento" esté en pañales.
No debería este artículo terminar dando apenas una porción de información, de acceso público y potencialmente seguro por muchos habitantes de esta nación. Debería, en cambio, mostrar que mientras el país hacer agua por muchos lados, los investigadores que no renunciaron al sueño, siguen en sus puestos, desvelándose para consumar sus proyectos en medio de miserables becas que no alcanzan.
¿Por qué insistir con esto de que todavía existe tecnología de punta en Argentina? Porque a la luz de la actualidad, un optimismo moderado y realista nos puede infundir más voluntad. Porque a mí, como a muchos me hace orgulloso saber que Argentina es un país que exporta equipos de avanzada y que incluso aventaja al monstruo de las tecnologías novedosas: Estados Unidos. Un orgullo que puede parecer idiota, pero que conservo como ejemplo para las veces en que me ataca el deseo de tirar la toalla.
Y sin embargo, desde los estamentos oficiales no sea hace más que insistir en un viejo modelo productivista. ¿Cuál es el sentido de esto?. Hay muchos compatriotas que no quieren más ser sólo el granero del mundo, apuestan a un país con desarrollo. Lamentablemente, el desarrollo que muchos queremos sólo se obtiene a través de la industria y de los servicios, como ya lo saben y experimentan muchos países que, hasta dos décadas, tenían menos posibilidades de desarrollo que nosotros.
Que nadie me malinterprete; no quiero acabar con el agro, no quiero que dejemos de ser el granero del mundo. Quiero que también se le preste atención a la tecnología, porque es con ella con lo que vamos a salir de esta penosa situación.
Todavía tenemos una educación que puede producir científicos y técnicos, ¿por qué no aprovecharla?. Aunque destruida, la educación todavía motiva a algunos estudiantes que no se resignan a ser consumidores pasivos, que quieren saber porque el conocimiento es poder. Un poder que para Argentina debería formar parte de la frase "poder, podemos". Quizá ya sea hora.