Adultolescente

Días de sofá

El otro día, creo que era domingo, me encontré sólo en casa. No tenía ganas de hacerme la comida, así que me alimenté de tostadas con paté a la pimienta, hasta que se acabó. Y agua, mucha agua. A mí me da pereza cocinar, claro. Y después un Cola Cao Turbo, que se ha convertido en lo más estable de mi vida junto a los vecinos ruidosos (no fallan). Todo esto mientras veía, por primera vez, La Cuadrilla de los 11 a.k.a. Ocean's Eleven. La de Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr. y demás. Había visto el remake, pero no la original. Total, dos horas de sopor, porque la peli es un tostón. Mucho mejor el remake, vamos. Hasta me atrevo a decir que la secuela del remake, que no me gustó demasiado, es mejor que la original. Que por ser original no va a ser buena, caramba. Es un tostón. Lo contrario le pasa a The Italian Job: el remake tiene sus cosas buenas, pero la original, Un Trabajo en Italia, es mucho más graciosa, de largo. O igual son manías mías, y la nueva mola más. Como Ocean's Eleven. El día anterior, por cierto, había visto a Dean Martin en un western la mar de entretenido: El Póker de la Muerte. El domingo siguió y vi Wall Street, muy ochentera ella. Es que le tengo alergia a ese vestuario pijo-ochentero, a esa estética, a esa forma de pensar. Otra peli a olvidar. Más tarde vi lo que era el principio de una serie de películas en las que trabajó Harryhausen: La Tierra Contra los Platillos Volantes. Esta ya la había visto, varias veces, pero nunca está de más revisarla. Además en esta ocasión estaba presentada por el propio Harryhausen, que comentaba, antes de comenzar la película, detallitos sobre la producción y los efectos, etc etc etc. Cada domingo van a poner una. Fue lo mejor del día. Después de esta pusieron Bonnie & Clyde, que no estuvo mal para terminar la jornada. También la había visto ya, hacía tiempo. Lo peor, sin embargo, no fueron ni La Cuadrilla de los 11 ni Wall Street, si no una peli española: Historias de la Radio. La empecé a ver por hacer tiempo entre una y otra, y la acabé de ver por educación más que otra cosa. Era un rollo moralista, una versión edulcorada de nuestra España, en la que todo el mundo tiene buen corazón y actúa desinteresadamente, ya sea para darle dinero a un científico que quiere registrar una patente, o para salvar la vida de un niño enfermo que sólo puede operarse en Suecia. Todo esto relacionado con un programa de radio que va dando premios a los oyentes que hagan determinadas cosas. La peor la historia central, con un cura de por medio, y un par de Buenos Cristianos entregando su dinero, el de un premio, a la Iglesia. Un producto de la España franquista que no estaría de más que revisaran unos cuantos que se creen que son habitantes de California. Revisad vuestro pasado, anda, y dejad de fliparos. Ayer, que ya no estuve sólo, ni comí frío, ni nada, sólo ví una peli, por la noche (cuando pude... ojalá siempre fuera domingo!), y casualmente era española, y cincuentosa también, solo que esta molaba: Calabuch, de Berlanga. No dejaba de ofrecer una imagen amable de un pueblecito de la costa mediterránea en el que va a ocultarse un científico americano, pero el resultado final, en mi opinión, estaba bastante bien. Todo el mundo le trata extremadamente bien, celebran sus fiestas, nadie sabe quién es, etc etc etc. Todo muy bonito, pero sin moralina chunga. Simplemente una buena historia. Forma parte de un ciclo, por cierto: el lunes que viene emiten El Verdugo. Si no es obligatoria, nosotros no estamos aquí.