Adultolescente

Return to Castle Wolfenstein

Aparte de jugar al Border Down con la Dreamcast, a ratos voy rejugando el Return to Castle Wolfenstein (de PC). Su primera parte fue el primer FPS que probé, con un 486 recién comprado, hace más de una década (en realidad lo estrené en el instituto, en clase de informática, mientras la-profe-que-sabía-menos-que-yo hablaba sobre cómo utilizar una versión primitiva del Works). Después probé el Doom, claro, y desde entonces mi género favorito en esto de los videojuegos es el FPS. RTCW me lo pasé hace ya dos años largos, cuando me compré la edición especial, y ahora me ha dado por rejugarlo, porque a pesar de contar con algún que otro nivel tedioso (ay, las catacumbas, que poco me gustan...), es un juego revisitable. Ahora estoy más o menos a mitad de juego, acabo de hacerme con los planos del Venom, y estoy en la estación de trenes que hace las veces de entrada a unas instalaciones nazis secretas... En fin, ya sé lo que vendrá después, conozco a los bosses a los que me enfrentaré, sé cómo vencerlos, y recuerdo perfectamente el ending del juego. Y sin embargo sigo disfrutando, así que fueron unos € bien gastados.

Hay varios momentos del juego grabados en mi memoria, porque el juego te da algún que otro susto según avanzas. Uno de mis favoritos es cuando debes infiltrarte en una base aérea para robar un avión a reacción llamado Kobra. En determinado momento debes subir hasta lo más alto de la instalación para desbloquear manualmente las compuertas que permiten salir volando con el avión. Es entonces, mientras subes las escaleras, cuando escuchas pasar un avión, la música cambia, y los ves:

La memorable primera aparición de los Paratroopers, con su letal, exclusivísimo, y muy útil FG42, uno de los muchos sustos que te da el juego (otro de mis favoritos es la primera aparición de un Feuer Soldat, en el nivel siguiente). La primera vez salté de la silla. Esta vez les he recibido con una sonrisa...