Adultolescente

Adiós, Juventud

Esta semana me ha pasado algo realmente terrible. Pero terrible de verdad. Será mejor que os sentéis: me caducó la Blue Joven. El día 31. El terror pequeño fue cuando no encontraba la nueva tarjeta que me envió el BBVA. Nada, media hora revolviendo mi habitación (siempre ordenada aparentemente, hasta que abres los cajones) y apareció haciendo de marca-páginas en The Art of the Matrix, recordándome heridas de una batalla reciente. El momento realmente terrorífico tuvo lugar ayer, cuando me dirigía al BBVA para activar mi nueva tarjeta. La puñetera llevaba una pegatina roja, "Para su seguridad esta tarjeta no podrá utilizarse bla bla bla...", que yo no quité hasta que la hube activado. Cuando la quité la realidad fue demasiado dura: BBVA Integral.

Un momento: ¿dónde está lo de "Blue Joven"? ¿Que me quieren decir con lo de "Integral"? ¿Ya no soy joven? Efectivamente, según el BBVA, ya no lo soy. De hecho para ellos dejé de serlo hace dos años, cuando cumplí los 26 (ahora voy camino de los 28), pero no me he quedado sin mi tarjeta para jóvenes hasta hace dos días, y eso me ha supuesto un trastorno importante. Echaré de menos la revista Blue Joven, con esos interesantes textos para proto-fachas, y la clásica sección de contactos para pijos desocupados: "Hola, me llamo Lorena, soy de Palencia, y me gusta hacer amigos vía SMS, mi móvil es...". Aunque en realidad un vecino hijoputa me robaba dos de cada tres revistas desde que vine a este piso. Igual le interesaba la tal Lorena, o igual era una venganza por poner la música demasiado alta, ahora ya da igual. El MAD no me lo puede mangar, porque no sobresale, así que estoy tranquilo. También echaré de menos, y mucho, los descuentos en el FNAC.

Ah, que tiempos aquellos... en fin, adiós juventud, hola integralidad. Sea lo que sea eso.