A mi paseo lento por el pasillo se unen algunas personas extraviadas. Todos deambulamos mirándonos a las caras, recordando lo que fue. Tras las puertas, cerradas, descansas cajas llenas de recuerdos y sentimientos. Poco a poco los habitantes de esas habitaciones, los dueños de esas cajas van desapareciendo, dejando una cama, dos estanterías y un armario vacíos, llenos de nada, como si nunca nadie los hubiese usado.
Han pasado 9 meses, lo mismo que la gestación de un niño, lo que tarda en madurar un vino, lo que dura una vaga amistad; han sido nueve meses de frío y calor humanos, de calor y frialdad humana. Nueve meses que caben dentro de una caja de cartón pero que llenan un corazón de amor, ira y ganas de no acabar.
Algunos ya se fueron, tal vez temiendo las largas despedidas, tal vez deseando por fin romper con esto. Los que quedamos vemos como cada día somos menos en la mesa del comedor; algunos lloramos en la soledad de nuestros cuarto.
Y lo peor es que no solo lloro por quienes se fueron, sino por que algunos de los que aún quedan ya me abandonaron hace tiempo.
Acabo de encontrarmela en el lento paseo por el pasillo, como es natural, no quiso unirse a la marcha de almas en pena… estaba demasiado ocupada siendo ella misma sin mí. Aún duele la cicatriz que dejó cuando se separó de mi cuerpo, aún queda un trozo de ella pegado a mi corazón. Podía irse ya y dejarme llorar su perdida como lloro las de los demás.
Soy egoísta por desear eso… soy egoísta por seguir deseandola.
No es egoista no querer ver a la persona amada y no es egoista seguir amando a la persona amada. Solo q es triste y dificil de superar, sobre todo si os veis amenudo.
Cada cual tiene su propia calvario rpo el amor de alguien, si no lo tuvieramos no estariamos vivos