Soy fumador. No puedo decir que siempre lo haya sido ni que no recuerde no haberlo sido. Tampoco puedo decir que me alegre serlo o que no me arrepienta de hacerlo. Nunca negaré el haber intentado dejarlo… incluso el haberlo conseguido. No me atrevería jamás a decir que no estoy enganchado.
Pero, de una forma u otra, aún sintiéndome culpable por hacerlo, creedme si os digo que no me arrepiento de ello; al menos así sabré de que voy a morir; al menos así sabré que aunque sea un adicto tengo algo en lo que encontrar placer cuando lo necesito, al menos así voy a contracorriente de lo que dicta la sociedad… al menos así seré un gilipoyas suicida más que estará al final de la lista para que le donen órganos… al menos así sufro más.
Total, solo pierdes un minuto de vida con cada cigarro… ¿qué son unos míseros minutos?
Definitivamente, el haber perdido la cordura y el respeto por la propia vida me han llevado a buscar el método de suicidio más lento.