Creo que es Lunes, aunque ya no estoy seguro… se que tengo el temido examen de Análisis del entorno social social y su evolución histórica (curioso nombre para una asignatura de historia contemporánea) el jueves. Espero que sea lunes o no me dará tiempo a acabar de estudiarlo.
Llevo días sin dormir, tal vez dos o a lo peor tres. Después de postear esto me iré a la cama por fin, espero levantarme dentro de unas 5 horas y empezar con el estudio intensivo. Nunca fui de estudiar, pero esta vez toca ponerse serio; me juego, además de mi dignidad (perdida en algún burdel que nunca visité ni visitaré) mi estancia en La Casa.
La Casa no es ningún refugio de cerebros privilegiados ni la sede de una secta… ni siquiera es el escenario de un programa televisivo; no es más que un colegio mayor a las afueras de Salamanca, pero tiene algo de especial que me obliga a luchar por mi permanencia en el. No se si son los recuerdos, eternos opresores, de los momentos vividos aquí o la costumbre de vivir en este recinto y el miedo al cambio. Sea lo que sea, me obliga a luchar y a hacer lo que nunca hice y juré que no haría: estudiar historia.
No se si lo conseguiré y el año que viene volveré a postear desde aquí o desde un oscuro piso en alguna esquina de la ciudad, lo que si que sé es que este lugar ya no será el mismo: algunos se irán (entre todos ellos, ella) y otros vendrán. Las habitaciones que nos han sufrido y alentado durante meses cambiarán de ocupantes, el césped crecerá y será cortado… incluso puede que cambien el menú de las comidas o que el perro (mejor lo llamaré tamagotchi pues lo vemos a través de una ventana en un patio lleno de cagadas) decida suicidarse; pero sea lo que sea, apruebe historia o la suspenda, siempre recordaré este año.