Una noche clara a finales del mes de marzo, volvieron a encontrarse en el claro, esta vez Noreen venía de cazar y tuvo que lavarse en el río para que él no se alarmara por la sangre en su cara y ropa. Mientras se lavaba conversaban volviendo al tema de los vampiros, habían sido dos semanas muy atareadas para Serguei pero aun así le apetecía perder su noche libre hablando con ella. El suave acento de él y el rumor de las aguas hacía el bosque menos tenebroso, y cerrando los ojos Noreen pudo sentirse casi como si fuera de día. Ya no estaba sola y eso la hacía más feliz de lo que ella hubiera podido admitir por orgullo. Serguei estaba sentado en una roca plana, con una rodilla flexionada y la otra doblada sobre la piedra, llevaba unos días sin afeitarse y una suave perilla le cubría el rostro. Sus ojos brillaban a la luz de la linterna. Como la temperatura era un poco más cálida había cambiado su forro polar por una suave camisa de montaña color kaki y la parka verde por una cazadora de cuero marrón.
Sí, hubo un encuentro con otro vampiro y él me explicó todo lo que debía saber, todo lo que Sören no me había explicado, y fue de mucha ayuda. Nuestra sociedad es muy compleja, hay dos grandes sectas: está la Camarilla que se formó para ocultar a la humanidad nuestra existencia y establecer unas reglas, y el Sabbat que prefieren no fingir frente a los mortales. Luego hay muchos clanes, subespecies del primer vampiro Caín. Particularmente mi clan es el Gangrel, y por lo que he llegado a saber Sören nunca llegó a comportarse como el Gangrel típico ya que nosotros somos de todo menos modales refinados y casas lujosas.
- Antes hablaste de unas reglas que imponía esa sociedad vuestra.
- Las Tradiciones, normalmente son reglas para nosotros mismos, pero la que os afecta es la Mascarada. Quien viole la ley merece la muerte. En mi caso al matar a mi creador ya debería estar condenada, pero nadie se chivó al juez apropiado.
Sonrió y le lanzó una piedrecita a Serguei para que prestara atención, parecía intranquilo.
- No me estás escuchando.- dijo ella al ver que Serguei tenía el cuello girado, mirando algo a su espalda.
- Me pareció oír un ruido. -se defendió él y al girarse vio que el agua la cubría hasta la cintura y que además se había quitado la ropa. El pelo rojo y mojado le caía sobre los hombros casi liso y todo rastro de sangre o barro había desaparecido. Su piel era muy blanca, y tal y como había descrito en su historia sus senos eran firmes y proporcionados para su cuerpo... Serguei sintió un cosquilleo y se arrellanó más en su asiento, bajando la vista avergonzado.
- No sabía que estabas desnuda.- dijo carraspeando con un pequeño nudo en la garganta. El pelo rubio le cayó sobre los ojos y la vampira no pudo ver bien su expresión.
- Hace mucho tiempo que el recato dejó de tener sentido para mi. Sigo usando ropa por costumbre, pero para bañarme es bastante incómodo. ¿Te ha molestado?
- Yo...simplemente me pillaste por sorpresa.- la verdad es que el ruso nunca había tenido a una mujer desnuda tan cerca. No le habían faltado oportunidades pero solo de pensar que si por descuido la dejaba embarazada y que es niño fuera... Garou. Sin duda su hermano Nicolai se lo llevaría para criarle mejor y enseñarle a ser menos humano.
Serguei suspiró y pensó que después de todo Noreen tampoco podía tener hijos y había sobrevivido, así que seguro que si él no los tenía también lo soportaría, mejor eso a que su hermano le robara un hijo y le pusiera en contra de los humanos. ¿Pero qué problema tenía con Nicolai que solo pensaba en él como un competidor? ¿Por qué no le veía como un hermano? Había algo muy fuerte que los unía y que los separaba al mismo tiempo: su sangre, y aquel gen recesivo que daba o no daba el Don de nacer Garou.
Noreen salió del agua y se sentó a su lado, esperando a secarse antes de ponerse la ropa, que también estaba empapada y colgada sobre unas ramas. Serguei se puso nervioso al tener a la muchacha completamente desnuda a su lado, hablándole con toda naturalidad.
- Encenderé un fuego para que puedas secar...tu ropa al menos.
- Yo...- ella ocultó su mirada bajo la cascada de rizos pelirrojos.- Gracias por intentar ayudarme, pero si haces eso hazlo lejos, que yo no pueda verlo.- dijo ella mientras comenzaba a retorcer mechones de su pelo para intentar escurrirlo. Él la cogió de la muñeca para que dejara de maltratar su pelo de aquella manera.
- Tengo un peine en la mochila, búscalo.
- Tranquilo, aunque me cortara el pelo esta noche, mañana sería el mismo de ayer. Nunca cambiará.
Se hizo un tenso silencio y ella agarró la mochila de cuero y comenzó a buscar el maldito peine para que él se quedara tranquilo. -Vale, lo usaré...vete a hacer ese fuego. ¡Pero bien lejos, humano!
Serguei no pudo reprimir una sonrisa y pensó que estaba muerta de miedo, el fuego no le gustaba, pero inconscientemente él pensaba en que si se ponía la ropa mojada podría coger una pulmonía o...
"Ella no puede enfermar." se recordó mientras transportaba las ropas mojadas para hacer el fuego en otro claro del bosque. "Está muerta, ¿por qué no lo admites?" se interrogó a sí mismo, pero no podía, los seres vivos tenían funciones y al parecer los vampiros habían aprendido a desarrollarlas, se nutrían, se relacionaban con su medio y habían aprendido a "reproducirse" a su modo. De alguna manera los vampiros le recordaban a los virus, que no son considerados seres vivos pero están ahí. "Matando a las personas." sí, era un ejemplo muy gráfico. El ruso encendió el fuego haciendo un círculo de piedras alrededor y teniendo cuidado de que ni la ropa ni el bosque pudieran quemarse. Contempló cómo la primera llama se hacía más grande y envolvía a las demás, con suavidad el fuego consumía la materia y creaba sombras en el claro... Era algo muy relajante, y pensar que ella...no podía ni ver el fuego... Mejor no pensar más en ello. El guardabosques se sentó a ver cómo la ropa se secaba.
Cuando volvió, encontró a Noreen sentada en la misma roca de antes, envuelta en una completa oscuridad. Había apagado la linterna que él le había dejado y había puesto en marcha su visión nocturna, y sus pupilas brillaban con un fulgor rojo sobrenatural. La parte animal del cerebro de Serguei provocó una sensación de miedo que hizo que diera un respingo y echara un paso a tras.
- No tengas miedo. -susurró ella mientras pasaba una vez más el peine por su cabello desenredándolo. Serguei no supo por qué pero se le ocurrió encender un mechero. Esta vez fue ella la que dio un brinco y se puso a la defensiva.
- ¿¡Se puede saber que estás haciendo!? ¡Apaga eso!
- Estamos en paz.- respondió él riéndose y volvió a guardar el mechero.
- ¿A qué juegas, a ver quién asusta más? - Noreen estaba enfadada, no le gustaba que jugaran con sus miedos y parecer indefensa frente a un mechero había sido muy humillante. El humano merecía una reprimenda por aquella broma de mal gusto. Sacó las garras y saltó sobre él con rapidez derribándolo. Ella estaba sobre él, desnuda y con una garra afilada sobre su cuello amenazándole. Sus ojos rojos se cerraron un poco al sonreír. Había sacado los colmillos inconscientemente sin querer y él los vio. Entonces el guardabosques sintió el miedo, el miedo de la presa, e intentó moverse pero la otra garra le tenía inmovilizado el hombro. Ella paladeó su miedo en la adrenalina que recorría su sangre y supo que había aprendido la lección, que ella era la más fuerte.
- ¿Qué dices ahora guardabosques? ¿Ya no te ríes?.- dijo ella mientras sonreía. Bajó la cabeza y olfateó su cuello tal y como hacía con las presas de verdad. Pero esta vez el aroma de la sangre la trastornó, no sabía por qué pero aquel hombre tenía algo...especial que la llamaba, y su pulso era tan rápido que parecía una invitación. En cuestión de segundos escuchó la voz aterciopelada de la Bestia, tentándola, sufriendo por no tomar aquel humano. Noreen tenía la mirada fija en su cuello, en la línea ascendente que dibujaba la mandíbula y en atractivo rostro varonil...en verdad era tan deseable...aspiró de nuevo el aroma que desprendía aquel simple humano y la fragancia inundó sus sentidos alentando más a la Bestia. "Un poco más...y será nuestro." y Noreen notó cómo su cuerpo cedía y se movía solo acercándose más a él.
- Serguei...-le temblaba la voz. Sus labios intentaban retraer los colmillos pero no podía.- No se que me pasa...-Los labios carnosos se posaron en su cuello.- Es más fuerte que yo....No puedo...evitarlo...
Serguei reaccionó por un impulso y esquivó su dentellada justo a tiempo, rodando sobre ella sujetando sus brazos y presionando sus muñecas contra el suelo. Contuvo la respiración, le temblaban las manos, pero no la soltó. Los ojos de Noreen volvían a brillar azules y su faz arrogante había quedado reducida a una expresión de inseguridad que le daba un aspecto tierno e inocente. Le miraba con los ojos muy abiertos, impresionada por haber estado a punto de...cerró los ojos y varias lagrimas rojas surcaron sus mejillas. Lágrimas de sangre que rápidamente volvieron a fundirse con su piel. Pero los colmillos seguían ahí, no retrocedían.... Recordó el momento en que Sören la había mordido, ahora ella había estado a punto de repetir el mismo acto deleznable. Y esta vez la culpa había sido toda suya.
"Serguei"
Allí estaban los dos, él sobre ella, sus piernas enlazadas con las suyas, y la presión que ejercía su cuerpo sobre el de ella hizo que sintiera el tacto de la muchacha bajo la ropa y su cuerpo aún mojado se le antojó frío y estimulante. Hipnotizado por su rostro ensombrecido por la culpa, deseó no pensar en nada más, e intentó ignorar las demandas de su propio cuerpo, los escalofríos solo de pensar en la desnudez de la muchacha.
Cuando los colmillos retráctiles volvieron a su sitio Noreen se sintió aliviada, y tuvo que abrir y cerrar la boca unas cuantas veces para terminar de asentar los colmillos que ahora eran pequeños y normales. Serguei observó el gesto con una sonrisa.
Ella le agradecía tanto que no hubiera echado a correr, que hubiera esperado a que se calmara... Noreen intentó no volver a echarse a llorar.
- Ya está...vuelves a ser tú.- dijo él con un tono cariñoso intentando reconfortarla. Estaban demasiado cerca el uno del otro, sus manos enlazadas y sus caras tan cercanas que Serguei pudo aspirar el aroma dulce de su pelo. Se miraron a los ojos y poco a poco él fue bajando la mirada hasta encontrarse con la visión de aquella boca entreabierta... Sin poder contenerse soltó una de sus manos y acarició su mejilla, bajando hasta sus labios. Fue algo muy íntimo que él la acariciara de aquella forma y notó como ella comenzaba a temblar.
- Perdóname, no sé que me pasó. - susurró ella en voz baja descendiendo su mirada, turbada por su contacto. Sus labios curvilíneos parecían tan suaves... su cabello estaba desparramado sobre la hojarasca, y algunas hojas se habían enredado en el pelo durante el forcejeo, dándole un matiz aún más exótico de lo que ya era, y era mucho. El cuello largo que bajaba hasta sus hombros, y aquellos ojos azules como mares hicieron que Serguei se sintiera impresionado por aquella belleza tan salvaje y femenina a la vez. Estaba tan sola... "Noreen, qué me está pasando." En lo más profundo de su ser halló la respuesta y su rostro se volvió serio al sentir la aguda punzada de la verdad.
Los segundos se hicieron eternos y por fin Serguei retiró la mano de sus labios y la deslizó por su cuello hasta su nuca. Levantó su cabeza para atraerla hacia sí, mientras el brazo que le sostenía en el suelo se movía bajo su espalda desnuda abrazándola... Ella estaba entre sus brazos, mirándole muy asustada, tenía miedo de volver a perder el control, y se preguntó cuales eran sus intenciones, si la estaba poniendo a prueba o que simplemente se había olvidado ya de su ataque...Entonces vio en sus ojos su lucha interior. Estando tan cerca de ella, sintiendo la suavidad de su piel, Serguei se vio a sí mismo cayendo en sus profundos ojos azules. Noreen notó el cálido aliento de su respiración sobre su mejilla al estrechar aún más la distancia entre ellos. La besó, suavemente al principio, y después incrementando la presión. Y allí permanecieron juntos, bajo los robles, amparados en la cálida oscuridad de la noche, que se volvió sofocante, ardorosa como los labios de él sobre los de ella, como sus manos recorriéndola como el río a la montaña. Tímidamente ella pasó sus manos rodeando su cuello y él la estrechó fuertemente contra su cuerpo mientras profundizaba su beso, su boca deslizándose hambrienta sobre la de ella. Esta vez era él el que estaba perdiendo en control de sí mismo, y se vio recostándola sobre la tierra negra, acariciando su cintura suavemente mientras abandonaba por fin sus labios, ahora cálidos, para bajar por aquel cuello blanco y delicado que le había torturado tanto en sus pensamientos. Besó su cuello apasionadamente y luego fue ascendiendo poco a poco hasta el lóbulo de su oreja. El deseo le estaba consumiendo, quería más de ella, había hecho mal pensando que con un solo beso podría calmar la pasión que sentía. La mano sobre su cintura luchaba por recorrer su cuerpo, por dejarse llevar, pero Serguei sabía que si eso sucedía perdería el control por completo y ya no podría parar. Sus labios regresaron a los de ella para volverla a besar, un beso arrebatador que le dejó sin aliento. Cuando terminó, Serguei apoyó su frente contra la de ella, sus ojos cerrados, su respiración quebrada, y no se movió durante un largo instante.
Noreen se quedó callada, observándole, sorprendida por lo que acababa de suceder, se sentía mareada, incluso pensó que todo había sido un sueño. Pero hacía ya mucho que era incapaz de soñar. Para ella aquel beso había sido el primero, y significaba tantas cosas... confianza, seguridad, significaba al menos que por un momento había recuperado toda su humanidad, se había sentido viva. En su boca se dibujó una sonrisa, y cerró los ojos acunada entre los brazos de Serguei, disfrutando el momento.
- Serguei... ¿por qué? ¿Por qué lo has hecho?- dijo adormilada mientras los latidos de su corazón repiqueteaban en su cerebro con un efecto confortador...
- Yo...necesitaba hacerlo, eso es todo.- susurró él mientras acariciaba su piel suavemente con las yemas de los dedos...
- ¿Por necesidad? -le interrogó decepcionada por la respuesta. -¿Creíste que un cuerpo inerte como el mío sería útil para saciar tus apetitos? ¿Eso es todo? Si es así me temo que te equivocas conmigo.- hizo un intento de levantarse pero él la retuvo. Comenzaron a hablar mientras la claridad comenzaba a inundar el cielo.
- No me refería a eso Noreen. Simplemente lo necesitaba...yo, sé que no eres una mujer normal, sé que me superas en edad y que puedes ser muy peligrosa...pero...a mi no me importa que no estés viva.
Aquellas palabras tan sencillas fueron las más hermosas, Noreen sintió que las piernas le flaqueaban, y que era incapaz de levantarse y abandonarle.
- ¿Por qué confías tanto en mi? ¿Por qué me haces tanto daño? - notó que le costaba hablar, algo le oprimía el pecho. Algo muy fuerte se estaba desencadenando en su corazón, algo demasiado fuerte e incontrolado que la asustaba, en el fondo de su mente notó la presencia de la Bestia aterrorizada también por aquella sensación. - Estuve a punto de morderte...y Dios sabe que no habría parado. Como bien has dicho soy muy peligrosa, entonces ¿Por qué no te comportas como un humano normal y salvas tu vida antes de que vuelva a perder el control ?
- Porque no soy un humano normal.- Serguei suspiró a sabiendas de que una vez que le contara la verdad la actitud de ella podría cambiar radicalmente, pero debía hacerlo.
- No fue culpa tuya, debí haberte avisado. La sangre Garou es fuerte en mi familia, mi padre la tiene, mi hermano la tiene...y algo debo tener yo, aunque yo no soy un hombre lobo. -bajó la cabeza avergonzado porque ella se había mostrado abierta desde le primer día contándole toda su historia y él había ocultado hasta el último momento su mayor complejo. Sus manos la soltaron temeroso, y se levantó sin poder enfrentar aquella mirada azul. Volvió sobre sus pasos hasta recoger la ropa seca que había caído al suelo y extendió el brazo hacia atrás ofreciéndosela. Noreen se levantó aturdida, "No puede ser...no puede ser...", negaba con la cabeza mientras se decía a sí misma que aquel no era un buen augurio. Le miró como si no le reconociera y el dolor en el pecho se hizo más fuerte, como una estaca de hielo. Cogió la ropa de las manos de él, se vistió rápidamente y le observó con más atención. Le miró como si fuera un extraño. Serguei notaba el par de ojos sobre él y sus manos fueron hasta su rostro mientras negaba con la cabeza. Qué mala jugada había sido esa. Luego escuchó un ruido entre las ramas de los árboles. Cuando se giró ella ya no estaba.
- Hombres lobo...-susurró el viento.
Por Noreen Gaard