El río de noche inspiraba tranquilidad, el agua se deslizaba entre los guijarros y hacía un poco más soportable la guardia nocturna. Serguei Rostovtzeff se sentó en una piedra mientras esperaba a que la capa de nubes volviera a descubrir la luna llena que alumbraba lo suficiente para no usar las odiosas linternas. Escuchó los aullidos de los lobos y agudizó sus sentidos buscando algún gruñido... familiar. Con una sonrisa en los labios recordó aquella historia que sus compañeros le habían contado sobre los últimos cazadores furtivos que habían sido sorprendidos por una manada de lobos hambrienta; en aquella ocasión el cazador había sido cazado.
Aquella historia era tan cierta como el resplandor furioso de las estrellas sobre el bosque, Serguei no dudaba de la ferocidad de aquellos animales pero no temía a los lobos más que a las propias personas que le rodeaban. Por cierto, aquellos no habían sido los "últimos furtivos", ya que caminando la noche anterior se había topado con los verdaderos cuatro últimos cadáveres, irreconocibles como siempre.
Serguei caminaba por el bosque de camino al río más cercano, uno de los muchos que atravesaban el parque. Era guardabosques, había venido desde Rusia en busca de un futuro mejor, al menos así lo creía él. Su cabello rubio resultaba agradable a la vista y al tacto, y sus ojos no eran azules como era de esperar, sino de un turbador color castaño que variaba de intensidad con la luz. Aunque no era muy musculoso sí que se había acostumbrado a las caminatas, eso sí, casi siempre de noche, así que su piel nunca se bronceaba y seguía teniendo ese color pálido. Pero sin duda su rasgo más atrayente era su acento, muchas chicas del pueblo cercano se pasaban las horas muertas hablando con él, pero sobre todo escuchándole. En el recuerdo quedaba su familia, tan lejos de él... o tan sumamente cerca, no lo sabía, porque tras recodo, tras montaña, el aullido de los lobos siempre le acompañaba, como una maldición o un recordatorio. Los lobos... la familia.... Nicolai. Su hermano desaparecido y autor de su máxima pena: no haber nacido como él.
Por fin llegó al claro del bosque donde el río se hacía presente, con una corriente tranquila pero oscura hasta que enfocando con la linterna vio a través de la cristalina superficie. Todo era normal, todo estaba en calma, menos una cosa. No había otro ruido más que el del agua, estaba demasiado tranquilo. Aguzando la vista, se dio cuenta de que no estaba solo. En el margen contrario del río había alguien, notaba su presencia, notaba que algo le observaba...pero la oscuridad era total porque la luna estaba aun oculta por el manto de nubes. Serguei tomó su rifle "mata-osos" y lentamente se deslizó tras una roca bastante grande que haría de soporte. Desde allí en una incómoda postura siguió vigilando incapaz de encender la linterna por un mal presentimiento. Todavía tenía el seguro echado, cuando escuchó un ruido, como un gorgoteo. Siguió expectante hasta que por fin las nubes que ocultaban la luna se despejaron y la imagen se fue haciendo más clara para él. Fue dibujando los contornos de una criatura al otro lado del río. Parecía una mujer joven, y su atención ya no era para él. Más bien estaba fascinada por el reflejo de la luna sobre las aguas. Notaba sus movimientos acercándose más al agua pero con cuidado de no caerse. Serguei se agazapó más desde su escondite para no ser descubierto. ¿Quién sería? A esas horas de la noche no era normal encontrarse a alguien en el bosque, y menos en esa actitud tan...sospechosa. Se le ocurrió que bien podía ser una fugitiva que hubiera escondido algo entre las rocas...o la dama del río de algún cuento de caballeros. Y si era...
La muchacha se arrodilló junto al río y se quedo allí. Buscó su propio reflejo amparado por la luna y se miró en las aguas tranquilas. Serguei contuvo el aliento cuando vio su rostro con trazos de barro y sedimentos de aquí y allá. Se miraba como si no llegara a reconocerse, ladeando la cabeza, y luego, agachándose más, acercó sus labios a la fresca superficie y comenzó a beber, sin usar las manos, directamente del río. "Como un lobo" Una terrible suposición embargó al guardabosques ¿Y si ella era un "cachorro" perdido? De ser así tendría que poner sobre aviso a las personas adecuadas para que se encargaran de ella y la adiestraran dándola una cultura. Como siempre, todos menos él habían nacido con el Don.
La oscuridad no permitía a Serguei verla por completo, pero de pronto tras dejar de beber la vio encogerse aun más sobre si misma mientras vomitaba lo poco que había bebido.
Serguei comenzó a tenerle lástima a aquella pobre criatura, que fuese quien fuese parecía estar sola y desvalida. Sujetó con fuerza su rifle de caza y avanzó unos pasos saliendo de entre las rocas donde estaba escondido. Ella alzó la cabeza de pronto, miró a su alrededor sin miedo, solo con el orgullo de estar en su territorio, en su hogar y Serguei se sintió un extraño. Tras la capa de suciedad de aquel rostro el ruso se quedó impresionado por la belleza de sus ojos, azules con una fantasmagórica luz propia. No eran ojos normales, hizo un intento por recordar pero se quedó paralizado cuando ella le miró fijamente.
Serguei no se esperaba aquella mirada, los animales no miraban así, sin miedo, solo los depredadores más fuertes podían permitírselo. Ella se puso en pie y se irguió todo lo que pudo para parecer de mayor altura, mientras tensaba sus músculos y mirándole por última vez, flexionó con rapidez sus piernas saltando hacia una de las ramas más altas del roble más cercano. Aquel salto había sido de lo menos 3 metros, era inhumano. Serguei se pellizcó mientras comenzaba a ponerse nervioso, aquella no era la primera vez que veía algo parecido: "Garou".
Noreen Gaard
De estas cosas yo no sé qué comentar, porque no es mi estilo. Pero para que veas que al menos lo miro, y más que tú por cierto,por si acaso lo dudabas.
P.D.: Cámbiale el nombre al blog por algo así como...
"Kai y sus historietas de bichos y cosas prefes".
Igual pegaba mejor y todo :D.
Escrito por CeLpReiNa a las Junio 5, 2004 02:19 AM