Este boceto de investigación llegó a su fin virtual temporal...
... Sólo por una cuestión administrativa universitaria. Porque, en realidad, en sólo un mes de investigación reflejado en diez posteos es muy poco probable que pueda encontrarse un cierre, una conclusión final a una pregunta tan compleja como la que me planteé en un principio y que a lo largo de este tiempo he tratado de responder: ¿Cómo los adolescentes conforman sus relaciones sociales en y mediante la web?.
En los últimos posteos presenté algunas conclusiones parciales a las que he arribado, pero, en definitiva, sólo son eso: conclusiones parciales que me han despertado más inquietudes de las que me han aclarado, tales como ¿Qué otros sitios existentes en internet posibilita el contacto entre adolescentes?, ¿Con qué fin se crean esos sitios?, ¿Cómo los adolescentes forman su propia personalidad a partir del falseamiento de las identidades que se expresan en la web?, ¿Qué es lo que los motiva a falsear sus identidades?, etc.
Lamento no tener más tiempo como para seguir investigando y poder encontrar una respuesta más completa a esta complejidad planteada y si lo lamento es porque la experiencia me pareció fantástica (a pesar de que, al principio, estaba un poco asustada). Y si los objetivos de tal consigna era hacernos conocer un nuevo medio de comunicación (los weblogs) además de despertarnos cierto "espíritu" curioso, quiero contarles que en mí lo han logrado.
Muchas gracias por el empujoncito y, hasta la próxima...
Los elementos de internet que los adolescentes usan para relacionarse socialmente son, en esencia, iguales a los que utilizaban los adolescentes de generaciones pasadas (cuando no existía o no estaba masificado el uso de internet). Las grandes diferencias que, a simple vista, se verifican entre ambos son sólo superficiales.
Tal como lo sugería Andrew Darley, parece ser que todo está pre-formateado. Si hay algo que caracteriza a los medios de comunicación a lo largo de su historia es, precisamente, su ambigüedad entre innovación y reciclamiento.
Es indiscutible que internet introdujo nuevas formas de comunicación y es, justamente, en ese campo donde opera la innovación: en las formas. No en el contenido: allí opera el reciclamiento.
Veámoslo claramente: antes de la invención de internet (y antes de su masificación), los adolescentes establecían contactos con otras personas que, en general, conocían en lugares como las escuelas, las plazas, los clubes, los bailes. Esa relación perduraba gracias a la voluntad de ambas partes y la tecnología utilizada con el fin de conservar dicha relación. Así, cuando las distancias o los tiempos (o, situaciones de diversa índole) no permitían el encuentro personal de los adolescentes, se acudía a la tecnología para lograrlo.
Refiriéndome a un pasado no tan remoto, al principio, fueron las cartas las que posibilitaban tal contacto. Tiempo después, el teléfono aportó rapidez a las comunicaciones. Con la llegada de internet, tanto el correo como el teléfono fueron reciclados, aunque innovados en su forma. En efecto, el correo tradicional se transformó en correo electrónico y la conversación telefónica dio lugar al chat. La innovación que actúa sobre las formas consiste, fundamentalmente, en el formato electrónico y en la mediación de una pantalla.
Es esta misma mediación electrónica la que, a su vez, implicó otras variaciones en cuanto a las formas: era necesario suplantar a la fuerza ilocucionaria presente en toda enunciación oral e indispensable para el buen entendimiento de la comunicación. Aunque la escritura (en sus diversas formas) siempre se topó con ese obstáculo, en su formato electrónico encontró una solución (parcialmente) reparadora: los emoticones, una fusión entre las palabras "emotions" e "icons" ("emociones" e "íconos", en inglés). Estos son expresiones faciales que intentan transmitir las emociones representadas en los dibujos. Si bien estas caritas son sumamente "simpáticas" no difieren, en cuanto a su esencia, a las onomatopeyas (tales como "snif, snif", "ja, ja", "zzzzz", etc.) que, habitualmente, se incluyen en las cartas informales con la misma intención con la que se incluyen los emoticones en los e-mails o en las conversaciones por chat.
Parece ser que Darley tenía mucha razón...
Las relaciones sociales que los adolescentes establecen en y mediante la web son reticulares. La causa es que internet y sus elementos destinados a posibilitar la comunicación entre personas también tienen esa forma.
De hecho, un adolescente que saca una nueva cuenta de correo o ingresa en el sistema de chat requiere, indispensablemente, de otras direcciones para que la tarea sea funcional. Y, desde el momento que obtiene la cuenta hasta que consigue las direcciones y le comunica la suya a los demás, ese adolescente se siente fuera del grupo porque, realmente, lo está ya que aún no se encuentra incluido en la red. Además, a medida que vaya siendo reconocido en ese entramado, las personas que lo conocen y saben de su "existencia virtual" van a ir ofreciéndole varios contactos hasta que su lugar en esa red esté lo suficientemente consolidado como para ser eél mismo quien propicie nuevos contactos.
Por todo esto, la reticularidad del sistema por medio del cual los adolescentes se vinculan se traslada a las distintas relaciones sociales que ellos establecen a partir de allí, formando una gran red intersubjetiva en donde, por ende, todos se encuentran interconectados ya sea directamente, ya sea por la mediación de terceros.
Esto se evidencia cuando, frecuentemente, una persona (ejemplo: Pedrito) recibe un mail de otra persona perteneciente a un grupo determinado (ej: su primo que vive en México) y, también, recibe el mismo mail de parte de otra persona perteneciente a otro grupo determinado distinto al anterior (ej: un compañero de club en Bahía Blanca). O bien cuando recibe idéntico mensaje de parte de dos personas que, si bien pertenecen al mismo ámbito (ej: ambos concurren al mismo club), no se conocen entre sí.
Por otro lado, Javier Candeira introdujo la noción de filtrado colaborativo que consiste en que los sitios más visitados dentro de determinados temas adquieren prestigio por lo que vuelven a ser los más visitados conformando una especie de espiral ascendente donde quedan cada vez más relegados los sitios menos concurridos.
En alguna medida (y casi sin proponérselo), la información que circula mediante el sistema de chat o el correo electrónico utiliza el filtrado colaborativo. En el caso del chat, los adolescentes se conectan, frecuentemente, con las mismas personas y, si bien en ocasiones lo hacen con personas nuevas, rápidamente van a dejar de hacerlo si ese contacto no resulta interesante. Por lo tanto, acá se produce un filtrado.
En el caso del e-mail, sucede que si los mensajes (y, sobre todo, los forwards) que son enviados por una determinada personano son interesantes para el chico que los recibe, al cabo de un tiempo de que eso se repita, el adolescente receptor, directamente (o sea, aún antes de verlos), va a eliminar los mails procedentes de esa persona que suele enviar mensajes no interesantes.
Además, advertí que los adolescentes no perciben que son parte de un cambio de era.
Ellos incorporaron internet a su vida cotidiana, principalmente, por moda: comenzaron a utilizar el medio, principalmente, porque "todos lo hacían" . Poco a poco, fueron descubriendo la rapidez y la simplicidad que la web le inyecta a las operaciones requeridas y advirtieron que, además de ser más cómodo y divertido que los métodos convencionales, les deja más tiempo para el ocio, tiempo que ellos aprovechan para hacer cosas que les interesa.
Paulatinamente, fueron realizando distintas operaciones en la web (buscar información, escuchar música, contactarse con otras personas, etc.) que antes las hacían por otros medios y, actualmente, ya es común su utilización.
Precisamente, está tan naturalizado su uso que los adolescentes no pueden percibir los grandes cambios que ese invento introdujo en la vida cotidiana y, en general, a la historia de la humanidad.